Hace unos años descubrí una pasión por el mar y los hermosos veleros. Ya no puedo imaginar momentos de descanso y libertad fuera de la cubierta de teca de un elegante monocasco.
CNB representa para mí el justo compromiso ideal gracias a su conocimiento y al diseño magistral de Philippe Brian.
El mar sigue siendo el último espacio de libertad y se entiende que corresponde a cada propietario inventar la vida que va con su yate CNB. Pero el eslogan es obviamente engañoso.
La experiencia adquirida en treinta años de actividad con una clientela en constante evolución nos ha llevado a pensar y construir todo un entorno propicio para mantener el contacto y facilitar el intercambio. Cualquiera que sea el programa, CNB sigue siendo un interlocutor natural, disponible y cualificado.